Tras mucho correr, te cansas. Caes de rodillas al suelo, rodeado unicamente de árboles en un bosque. En tu desesperación, GRITAS para poder liberar esa frustración y miedo que te come por dentro.
No te sientes mejor, pero al menos te calmas un poco del susto de antes.
Pero, en un ambiente prehistorico, no es muy conveniente gritar, y menos en un lugar abierto.
De repente... -¡GRRRRR!- escuchas por detras...
UN TIGRE DIENTES DE SABLE, el depredador más feroz que puedes encontrarte en estas zonas.