Las Realidades de David

David era un hombre lleno de vida. Una persona con una mirada alegre, rebosante de dedicación y con un deseo profundo de proteger a quienes amaba. Siempre llevaba consigo un colgante en el cuello, con dos pequeñas fotos en su interior: una de su esposa y otra de su hija. Aquel era más que un accesorio. Era su brújula. Su recordatorio constante de por qué valía la pena arriesgarlo todo.

Para su esposa, David era simplemente un hombre común, con un trabajo rutinario como contratador de personal en una empresa de outsourcing. Un esposo que solía llegar tarde, que no hablaba mucho sobre su día, pero que cada noche se aseguraba de besar a sus dos amores, su esposa y su hija.

Y todo lo hacía por una razón.